A Diomedes Díaz lo ha rodeado tanto en vida como a diez años de su muerte, un halo casi mitológico. Todo lo que hizo o dejó de hacer en el estudio de grabación, en sus conciertos o en su vida privada reviste un interés por el particular carácter del que hizo gala el cantante guajiro. Las anécdotas abundan y se reviven constantemente por cuenta de su familia o allegados suyos, que lo recuerdan siempre que tienen la oportunidad.
Una de las historias más peculiares del Cacique de la Junta involucró una excentricidad: un diamante que se mandó incrustar para cubrir un espacio en su dentadura. Pero, ¿qué llevó a Diomedes a tomar esa decisión?
La historia comienza en 1977. Ese año se publicó Tres Canciones, el segundo trabajo discográfico de Diomedes y el primero acompañado del acordeonero Elberto El Debe López. En la portada aparecen ambos músicos, y se puede apreciar que al Cacique le falta un diente, concretamente uno de sus incisivos. La elección de la fotografía no le gustó al cantante, pero poco podía hacer al respecto porque todavía se estaba labrando un nombre en la industria del vallenato.
Tres Canciones fue el álbum que lo dio a conocer ante el público colombiano, gracias principalmente al tema que da título a esta producción, que se volvió infaltable en las emisoras, así como en sus presentaciones en vivo. Sin embargo, las ventas de sus vinilos significaban que más personas se enteraban de que le faltaba ese diente, por lo que no tardaron en aparecer cuestionamientos a su aspecto. Inicialmente, los ignoró, pero conforme pasaron los años sintió que era momento de colocarse una prótesis.
Corría 1993 y mientras se preparaba para grabar Título de amor, el trabajo más vendido de su carrera, Diomedes decidió ponerse un diamante en el lugar donde se encontraba el orificio. Daniel Zabaleta, sobrino de Diomedes y odontólogo personal del cantante durante sus últimos años, contó que la joya le costó unos seis millones de pesos. Pero con el paso de los años la piedra se desprendió. En una entrevista para SoHo en 2013, cinco meses antes de la muerte del cantante, Zabaleta explicó por qué se le cayó:
“Como él bruxa, es decir, que aprieta los dientes involuntariamente, el diente se le estaba desgastando y estaba llegando al borde del diamante. Prácticamente se iba a caer, y le tuvieron que cambiar la prótesis”
Ese diamante terminó en poder de la última compañera sentimental del cantante, Luz Consuelo Martínez. Según le contó a El Heraldo, ella cambió la piedra que le dio originalmente Diomedes por esa que se le había desprendido:
“Nos juramos amor, me entregó un anillo en compromiso de matrimonio. Me dijo que solo la muerte podría separarnos y así sucedió. Pero lo sigo amando, por eso cambié la piedra y le coloqué el diamante que tenía en su dentadura”
Cuando se presenta el contratiempo con el diamante aparece en escena Daniel. Había estudiado odontología en la universidad San Martín de Barranquilla y tenía algunos diplomados enfocados al campo de la estética dental. Fue entonces cuando apareció su tío:
“Mi tío me dijo: “Sobrino, me han hecho un poco de trabajos malos, quiero que usted sea mi odontólogo, el que me ponga nuevamente el diamante. Si quiere hacer una especialización, yo se la pago donde quiera”. Le hice caso y me fui para Italia”
Daniel contó que su estancia en Italia duró tres años. Aunque no encontró especializaciones en Odontología Estética, aprovechó para realizar cursos de blanqueamiento y reparaciones. Más tarde hizo una especialización semipresencial en la Universidad Hispano Guaraní de Paraguay, con la que se recibió como odontólogo estético y pudo abrir su consultorio. Su primer cliente, como no, fue Diomedes Díaz:
“Hace como un año (2012) nos encontramos en España y él me dijo: ‘Yo voy a esperar a que termine sus estudios, porque ya estoy cansado de que me estén haciendo nada: a un odontólogo famoso le di 45 millones y, mire, no me duró’. Él estaba incómodo porque le hicieron unas prótesis que se le partían. Además, el diamante que le habían puesto en 1993 se le cayó y quería que yo se lo volviera a poner (…) Cuando se enteró de que en abril (del 2013) abrí un consultorio en Valledupar, dijo que él lo iba a estrenar: ‘Voy para allá, sobrino, espero que no esté ningún paciente ahí, yo le pago todo”. Entonces cancelé otras citas que tenía y lo atendí por primera vez”
Zabaleta contó que el segundo diamante lo mandó a traer Diomedes de la India y costó unos 20 millones de pesos. En esta ocasión el procedimiento si dejó satisfecho al cantante, al punto que incluso le pidió al odontólogo que le incrustara unas muelas de oro. Logró cumplirle el deseo en octubre, y en su momento se habló de que la dentadura del Papá de los pollitos costaba 45 millones de pesos. Infortunadamente, no pudo lucirla por mucho tiempo, pues el 22 de diciembre un paro cardiorrespiratorio terminó con su vida.
Al final de la entrevista, Daniel Zabaleta contó que a pesar de no poder seguir los pasos de Diomedes en la música (tal y como sí hicieron sus hijos Martín Elias y Rafael Santos), ser su odontólogo personal lo ha recompensado:
“Mi mamá no quiso (que probara en la música): decía que primero estudiar y después sí aprender a tocar acordeón o lo que quisiera. Le hice caso y, mira, no soy vallenato pero voy a dejarle la sonrisa perfecta al más grande de todos, al Cacique de La Junta”
