El Gobierno dio marcha atrás con el aumento previsto en las tarifas de luz y gas en julio, mientras que tampoco aplicará ajustes sobre el impuesto a los combustibles.
El objetivo de la medida es evitar que haya presiones adicionales sobre el costo de vida.
El objetivo es no recalentar la presión sobre el costo de vida en ese mes y levantar el pie del acelerador con la aplicación de más costos sobre hogares que han sufrido una fuerte pérdida de poder adquisitivo.
La intención es contemplar la estacionalidad, es decir, el mayor consumo por el frío, en especial en gas y luz.
La decisión se tomó, en principio, sólo para las tarifas de julio con la intención de sostener la recuperación del poder adquisitivo de la población, según anunciaron fuentes oficiales a Noticias Argentinas.
La medida se establece para los consumos hogareños del mes que viene y, dependiendo de la fecha de facturación, en principio la mayoría de los usuarios lo pagarían en agosto.
A principio de este mes, el Gobierno modificó los topes de consumo máximos subsidiados y las bonificaciones sobre los precios mayoristas de energía eléctrica y gas natural para los usuarios N2 (ingresos bajos) y N3 (ingresos medios) de acuerdo al Período de Transición establecido por el Decreto N° 465/24.
La medida marca el inicio de un proceso para pasar de un régimen de subsidios generalizados a uno focalizado, en el cual el usuario puede conocer el costo del kW de energía eléctrica y m3 de gas natural que es idéntico para todos.
Asimismo, podrá determinar cuál es la asistencia que brinda el Estado a los usuarios según su capacidad de pago y que alcanza hasta un límite de consumo limitado mediante el reconocimiento de un pago menor (bonificación).
Tomando una factura promedio consumo de 250 Kw el aumento en las diferentes categorías será de: N1 (ingresos altos), una factura de $24.710 a $30.355 pesos (aumento del 23%). En julio, si mantiene el mismo consumo, pagará esta misma cifra, es decir $30.355. Abarca un universo de 1,5 millones de hogares.
N2 (ingresos bajos) pasa de una factura promedio de $6.295 a $12.545 260 (99% aumento). Comprende 1,9 millones de usuarios.
N3 (ingresos medios) de $6.585 a $16.850 (aumento del 156%) y engloba 1 millón de clientes.
En el caso de las tarifas de gas tampoco los consumos de julio tendrán aumento. Es decir que el usuario pagará exactamente lo mismo que en junio, siempre y cuando su consumo sea igual.
Se estableció para el mes en curso, aumentos en el cuadro tarifario establecido del gas de 9,2% para el segmento N1, de 33% para N2 y de 10% para N3.
Según explican desde el Instituto Argentino de Análisis Fiscal (IARAF), el nuevo decreto estableció que las actualizaciones que corresponden por la inflación del cuarto trimestre del año 2023 y del primer trimestre del 2024, se realizarían a partir del primero de julio.
Pese a la postergación, en Economía definen un nuevo mecanismo de indexación mensual desde agosto.
El Gobierno no quiere poner en riesgo la desaceleración de la inflación, que podría haberse interrumpido en junio, por lo que avanzarán en la postergación de incrementos en rubros sensibles para los consumidores. Obviamente, eso implica mayor presión futura sobre los precios minoristas.
En las próximas horas el Poder Ejecutivo publicará un decreto en el que diferirá el incremento del ICL pautado para el próximo lunes, al igual que sucedió en mayo y junio. Desde el primero de julio la suba del tributo redundará en un aumento del 4% en los precios finales de la nafta y el gasoil, mucho menos que el 18% previsto, según confirmaron fuentes oficiales.
INFLACIÓN Y SUPERÁVIT FISCAL
La decisión no solo tiene que ver con garantizar el sendero de desinflación. El superávit fiscal conseguido hasta mayo y las perspectivas de sanción en el Congreso de las normas que permitirán mayor recaudación (Ley Bases y paquete fiscal) dan más aire al Palacio de Hacienda.
Las demoras en los proyectos del oficialismo o un posible fracaso legislativo serían compensadas con, entre otros ajustes, subas mayores en el ICL según se comprometió el Ministerio de Economía con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
De todos modos, las petroleras -YPF, Axion, Shell y Puma- podrían trasladar a los surtidores el 2% correspondiente a la devaluación mensual del peso para no retrasarse contra los precios internacionales. Desde que asumió Javier Milei los combustibles saltaron más del 110% promedio, por lo que se recuperó parte del congelamiento que mantuvo la gestión de Alberto Fernández.
“Las empresas colaboran con el Gobierno en aumentar lo menos posible porque la mejora en la estabilidad de la macro les sirve más que cualquier otra cosa”, explicó un funcionario que dialoga mucho con las refinadoras.
Por otro lado, los combustibles (nafta y gasoil) sí tendrán una suba la semana que viene, que incorporará la devaluación mensual del peso frente al dólar (2%) y el alza de impuestos (1 punto más), por lo que la nafta se irá hasta al menos $ 930 o $ 935 por litro en la Ciudad de Buenos Aires.
La actualización restante de los impuestos a los combustibles supera los $100 por litro de nafta y los $80 en el gasoil, y se aplicará a lo largo del segundo semestre, desde agosto, posiblemente en cuotas.
En cuanto a la evolución real del tributo, desde 2018 a la actualidad y lo que falta para recuperar todos los meses donde hubo congelamiento, desde IARAF indican que el tributo mantuvo su valor real entre abril de 2018 y marzo de 2021 en alrededor de los $280 y $330 en pesos constantes de junio de 2024. Luego comienza un proceso de descenso de su valor debido a la falta de actualización nominal del impuesto y a la inflación del periodo.
Con esos impuestos, el Gobierno busca recuperar recaudación tributaria por un total de 0,5% sobre el Producto Bruto Interno (PBI) en todo el año, o el equivalente a 3.000 millones de dólares, el 10% del ajuste fiscal que se propuso Javier Milei.