Cuando llegó la época de la pandemia y se cerraron las aulas, desde las infantiles hasta las de la Universidad, el platense José Luis de Diego (1956) se resistió a “adoptar estrategias docentes que no conocía” tales como la técnica del zoom y prefirió escribir las clases y mandárselas escritas a sus alumnos. El resultado de ese trabajo es el libro ¿A qué llamamos literatura?, que acaba de editar el Fondo de Cultura Económica.
¿Por qué el signo de pregunta en el título? Lo responde De Diego: “Desde este punto de vista, la pregunta es el instrumento pedagógico básico en nuestra tarea y, en consecuencia: ¿por qué no mantener esas preguntas cuando aquellas clases fueron mutando en este libro?”
El libro en el que colaboraron sus auxiliares en la cátedra -Malena Botto, Virginia Bonatto y Valeria Sager- es de lectura sencilla, con un estilo transparente que no agobia al lector en sus más de 400 páginas. La experiencia académica De Diego no lo encasilla en algún arduo enciclopedismo. El viaje del lector por los distintos capítulos se ve incitado por un texto siempre interesante.
De Diego es doctor en Letras y profesor emérito de la Universidad Nacional de La Plata. Se desempeñó como profesor de Introducción a la Literatura y Teoría Literaria II de la UNLP. Ha sido decano de la Facultad de Humanidades de la UNLP (1992-1998 y 2001-2004) y Director del Instituto de Investigaciones en Humanidades y Ciencias Sociales (UNLP-CONICET) (2009-2013).
Sus últimos libros son: La otra cara de Jano. Una mirada crítica sobre el libro y la edición (Ampersand, 2015) Los autores no escriben libros. Nuevos aportes a la historia de la edición (Ampersand, 2019), Projetos editoriais e redes intelectuais na América Latina (Moinhos/Contafios, 2020), Los escritores y sus representaciones (Eudeba, 2021), ¿A qué llamamos literatura? Todas las preguntas y algunas respuestas (Fondo de Cultura Económica, 2024; director del volumen) y La sagrada mercancía. Estudios sobre literatura y edición (Ampersand, 2024).
“El término ‘literatura’ es mudable y poroso. No siempre ha designado lo mismo”
Desde 2011 codirige con Sylvia Saítta la colección “Serie de los Dos Siglos” para la Editorial Universitaria de Buenos Aires (Eudeba). Fue director de la revista Orbis Tertius, revista académica del Centro de Teoría y Crítica Literaria de la UNLP, desde 2014 a 2022.
LA LITERATURA
Cómo llegó a la literatura, es la primera pregunta. “En mi casa había pocos libros. Mi padre comerciante, mi madre ama de casa. Mis hermanas mayores con escasa inclinación literaria. Sólo una enciclopedia, El Tesoro de la Juventud, cosas así… Pero me gustaban los libros, y las historias. Para un cumpleaños me regalaron cuentos de Quiroga, después vino La isla del tesoro, los relatos de Poe, una de mis hermanas tenía Final del juego y así, de a poco, fue afirmándose la vocación”.
“La pregunta es el instrumento pedagógico básico en nuestra tarea”, destacó De Diego
¿Qué es la literatura? “Como lo manifiesta, desde el título mismo, nuestro libro, prefiero cambiar la pregunta. El término ‘literatura’ es mudable y poroso, de manera que no siempre, a lo largo de la historia, ha designado lo mismo. Por eso prefiero preguntarnos “¿a qué llamamos literatura?” y colocar el énfasis no en las propiedades del objeto, sino en los modos de relacionarnos los lectores con esos objetos. No obstante, algunas de esas propiedades son dominantes en las definiciones más habituales; por ejemplo, su capacidad para crear mundos posibles (ficciones); su tendencia a modificar y profundizar la experiencia mediante procedimientos para renovar nuestra percepción del mundo y de las cosas (extrañamiento); sus maneras inhabituales y antieconómicas de usar la lengua y enriquecer las formas de la comunicación humana”.
¿Por qué la literatura no desaparecería de la realidad? ¿Cuál sería el factor que le garantizaría intemporalidad? “El rollo de la Antigüedad se transformó, con el tiempo, en el códice medieval, y el códice, manuscrito, se transformó, a mediados del siglo XV, en libro impreso, por estos días amenazado por las pantallas y tabletas. Como se ve, los que van cambiando, y en algunos casos desapareciendo, son los soportes, pero la necesidad y la capacidad humana de transmitir la experiencia a través de la palabra, oral o escrita, permanece y va a permanecer. Por supuesto, no cualquier comunicación es considerada literaria y aquí volvemos a su primera pregunta…”
José Luis de Diego: “En mi casa había pocos libros”
¿Qué es el estilo en la literatura? ¿Qué valor tiene? “En la Antigüedad, el stylus era un punzón para escribir y tallar las tabletas de arcilla o de madera. De allí deriva el término ‘estilo’ y arrastra el sentido de marcas de relieve en la escritura. Esas marcas de relieve pueden ser muy distintas: a veces son léxicas (como la insistencia de algunos términos como sueño, laberinto, tigre, en la escritura de Borges), a veces sintácticas (como la extrema sequedad expresiva de Hemingway), a veces muy personales (como el uso de extensísimos paréntesis en Faulkner, o la tendencia a la expansión expresiva y la invención de palabras en Girondo o Gómez de la Serna). De cualquier manera, las corrientes estructuralistas cuestionaron severamente el concepto de ‘estilo, y su uso fue menguando. Hoy se habla mucho menos de estilo que en los años en que yo estudiaba”.
¿Qué debe sacrificar un escritor para ser escritor? “Para ser un escritor existen cuestiones vocacionales y otras técnicas. Vivimos en un tiempo en que cualquiera cree que tiene algo para contar, y que ese algo debe ser interesante para los demás. Hoy parece haber más escritores que nunca. Y, como es muy sencillo hacer circular los textos por las redes, la infinidad de textos nos abruma. El ensayista mexicano Gabriel Zaid los llamó “los demasiados libros”. Previsiblemente, la enorme mayoría son muy malos, porque a la pulsión vocacional le falta la técnica, el manejo de las formas, la capacidad de objetivar un mundo con las herramientas que brinda el arte. Ahora bien, si alguien es bueno en lo que hace y se transforma en un escritor de cierta visibilidad, estará en él ser fiel o no a sus valores, seguir aferrado a su vocación o venderse al mejor postor; esta es una opción ética, tan antigua como el arte mismo”.
LA SÍNTESIS
Claro, no todos los “demasiados libros” son buenos. Aquí De Diego deja planteada una autocrítica académica: “Quizás a los estudios literarios les estén faltando esos buenos libros que acepten el desafío de acercar a lectores no habituales a temáticas que de ninguna manera deberían ser un coto destinado solo a especialistas”.
Pero su último libro no está destinado a la casta literaria. Ahora recuerda que “hace muchos años —antes, incluso, de ingresar a la universidad— me topé con un poemita de León Felipe que tuvo que ver, creo, con mi inclinación a la literatura y aun con mi formación en teoría literaria. Está en su primer libro, Versos y oraciones de caminante, fechado en 1920. Y dice así: “Deshaced ese verso./ Quitadle los caireles de la rima,/ el metro, la cadencia/ y hasta la idea misma./ Aventad las palabras,/ y si después queda algo todavía,/ eso/ será la poesía”.
Autor de muchos libros, algunos con títulos estimulantes y desafiantes como ¿Quién de nosotros escribirá el Facundo? (Ediciones Al Margen 2003), De Diego apelo como puede verse a otra pregunta en el título, surgida en este caso de una cita de Ricardo Piglia incluida en su libro Respiración Artificial.
Su más reciente aporte -¿A qué llamamos literatura?- lo hace “descartar los caminos del estereotipo y el lugar común, conocer más, ensanchar nuestra enciclopedia, bucear en las certidumbres de la historia y arribar, si es posible, a módicas certezas. Este libro acepta el reto, recorre ese camino”
Jubilado de la cátedra y no de la literatura a la que le aportó centenares de libros, monografías e investigaciones, más miles de horas enseñándole el reino de las palabras a los jóvenes, De Diego le dedica horas a una pasión literaria que no se agota. Y cuando se le pregunta por sus escritores preferidos, dice que elige a los más actuales como Jonathan Franzen, John Irving, Philip Roth, J. M. Coetzee, Ian McEwan, Niccolò Ammaniti, Cristina Morales, Roberto Bolaño, Alejandro Zambra, Valeria Luiselli y Samanta Schweblin.
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¿A qué llamamos literatura?
JOSÉ LUIS DE DIEGO
Editorial: Fondo de Cultura Económica
Páginas: 459
Precio: $20.700
Fuente: https://www.eldia.com/nota/2024-6-16-6-58-21-las-clases-de-un-profesor-convertidas-en-un-libro-temas