Después de la que probablemente haya sido su mejor semana desde que asumió, emergió un Javier Milei más empoderado luego de la saga de la aprobación de la Ley Bases y el paquete fiscal en el Senado, la renovación del “swap” con China (una espada de Damocles constante), la insinuación de un nuevo apoyo del Fondo Monetario y la continuidad de la desaceleración de la inflación. Eso admiten en el mundillo político, aún quienes no lo quieren bien al Presidente.
Tuvo mucho que ver un cambio en su lógica de gobernanza y su estrategia de relacionamiento con los no propios. Se pasó de aquella idea de imponer todo aún a costa de no lograr nada, a la novedad de hacer primar la negociación política. De “O se hace todo como yo digo o no hay trato” al “Decime qué necesitás para ayudarme y trataré de ver qué puedo hacer”. Hay que esperar a ver si dura.
Aún desde una posición de absoluta debilidad parlamentaria, y luego de todo un semestre de chocar contra esa evidencia en el Congreso, el Gobierno al final supo explotar la principal falencia opositora: la ausencia de un liderazgo claro, la falta de un némesis.
Hay que recordar que el triunfo de Milei en el balotaje hizo estallar la alianza Juntos por el Cambio. Al punto que el PRO hoy se encuentra dividido entre mauricistas y bullrichistas y el radicalismo es un caos tan grande que sus gobernadores apoyaron los proyectos fundacionales del actual gobierno pero su presidente, el senador Martín Lousteau, se comportó como un opositor casi cerrado y hasta en cierta sintonía con el kirchnerismo, que hoy es el espacio más duro contra el Presidente.
A propósito del peronismo, allí también hay un cierto desconcierto sobre cómo pararse frente a Milei. Con una Cristina Kirchner que en las sombras operó bastante en contra del paquete legislativo del oficialismo, algunos actores provinciales que decidieron apoyarlo, un Sergio Massa que sigue tan mudo como el día después que perdió con Milei, una CGT que casi no aportó presencia en la marcha incendiaria frente al Congreso el día de la votación y algunos gobernadores que, pragmáticos, se llevaron promesas de ayuda financiera a cambio de jugar bien con la idea general de ofrecerle al Gobierno las herramientas que pedía.
Por supuesto que es contrafáctico, pero si la Ley Bases se caía Milei hubiera enfrentado serias dificultades políticas que resolver y acaso hubiera tenido que volcarse en plan de ayuda a otros actores del sistema político, a modo de rueda de auxilio.
Inquietud
Según el analista Carlos Fara, presidente de la Asociación Internacional de Consultores Políticos, la ciudadanía que apoya a Milei, votantes de su núcleo duro y los que optaron por él en el balotaje sin ser mileistas sino por la reducción de las dos opciones, ya empezaban a evidenciar una cierta inquietud respecto a la posibilidad de que al Presidente se le hiciera todo muy difícil si no lograba encontrar un equilibrio entre su tendencia natural a la prepotencia cerrada y el entreguismo absoluto para obtener algo, un sinónimo de debilidad.
“En las elecciones la gente corrió el riesgo de poner a alguien sin experiencia en la Casa Rosada. Y le dio un crédito para aprender en el camino. Pero ese crédito no es infinito y empezaba a haber señales de que se iba consumiendo”, explicó Fara en diálogo con este cronista.
Conviene volver al PRO. A Mauricio Macri puntualmente, quien reviste la categoría de posible aliado natural del gobierno porque ideológicamente coincide en muchas cosas con Milei, aunque él se siente mejor en el rol de ser el opositor más dialoguista y facilitador.
Es que el Presidente también se fortaleció ante Macri, en cuyo entorno no descartan una confluencia electoral para 2025. Eso, a pesar del notable raid que viene protagonizando Karina Milei por el país para conseguir que La Libertad Avanza adquiera estatus de partido nacional y así no tener que depender, como sucedió el año pasado, de pequeños sellos partidarios -prestados o alquilados- para poder competir en todos lados.
Si la Ley Bases se caía Milei hubiera enfrentado serias dificultades políticas
Eso significa además que, aún si no hubiera asociación con los amarillos, LLA no necesitará al PRO para armar algo a nivel nacional.
Cáusticos observadores se preguntaban luego de la aprobación de Bases si, en algún punto y desde una mirada medio rebuscada, a Macri no le convenía un resbalón de Milei en ese trámite. Una mirada que se basa en un dato un poco más palpable desde el punto de vista de la lógica política: en la medida en que el Presidente se fortalezca políticamente, como se insinúa desde la última semana, a Macri se le cierran posibilidades estratégicas porque su posición en esa eventual relación a futuro comienza a debilitarse. Fara acerca un dato interesante: “En teoría, y más allá de que el PRO aportó sus votos en el Congreso, Milei lo necesita un poco menos a Macri que una semana atrás”.
Problemas en el PRO
Pero el PRO, además, tiene dos problemas adicionales, según lo que empiezan a mostrar los estudios de opinión pública.
Uno es que se evidencia una cierta migración de votantes -hoy, sin elecciones a la vista, serían apoyos verbales- desde el macrismo hacia el mileismo.
Y el otro es que para la mayoría de la opinión pública, integrada por los que respaldan a Milei y los que no, el PRO ya está adentro del Gobierno. Y eso es por la presencia de Patricia Bullrich en el ministerio de Seguridad, a quien Milei le dio carta blanca para gestionar. Una cartera en la que el Presidente no se mete. La pelea Macri-Bullrich, que existe, es sólo avizorada por las personas muy vinculadas a la cuestión política. El círculo rojo, digamos.
En los estudios cualitativos, esta situación se refleja en la dificultad que tiene Macri de instalar aquella idea de que él es un opositor con identidad definida, pero que en realidad está colaborando un poco con el oficialismo.
Desde su rol de nuevo titular del partido que fundó hace dos décadas, el ex mandatario seguramente trabajará en una estrategia para salir de esa encerrona. Y, si finalmente existe algún tipo de negociación de confluencia con LLA en un escenario de mayor fortalecimiento presidencial, deberá explorar argumentos sólidos para convencer a los libertarios de que él es necesario para Milei. Falta bastante para el final de esa película.