Sebastián Irigo dirige “Torna amore”, de Agustín Meneses, que vuelve a Espacio Callejón el sábado, con 4 funciones en julio.
“La obra indaga en el universo de las decisiones no tomadas, aquello que queda en algún lugar, en el estante de lo que me hubiera gustado hacer y no me animé”, dice Sebastián Irigo respecto de “Torna amore”, que vuelve al Espacio Callejón el sábado, con 4 funciones en julio a las 19.30, con actuaciones de Carla Scatarelli, Silvina Katz, Rubén de la Torre, Benicio Chendo y Malena Resino. La autoría es de Agustín Meneses.
Irigo dirige otras 3 obras en cartel, dos para adultos y dos infantiles; además de “Torna Amore”, “Maten a Hamlet” con los Macocos en el CCC, “Nilocos” en el Paseo La Plaza y “La Granja de Zenón” en el teatro Astral, que además gira por el país y Sudamérica y cuenta con sus versiones en España, USA, Chile y Mexico. Y estrena pronto “Todos los pájaros que me saludan tienen la sonrisa de Gardel” en el CCC.
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Periodista: ¿Cuáles son los temas de Torna amore?
Sebastián Irigo: Indaga en aquello que queda en algún lugar del alma o del corazón, en el estante de lo que me hubiera gustado experimentar en la vida. Ese es el punto de identificación que yo noté cuando leí por primera vez la obra y por donde creo, todos y todas, alguna vez pasamos. Habla de abismarse a uno mismo, encontrarse, sincerarse y vivir la vida que late adentro nuestro y no quiere pedir más permiso.
P.: Hay una relación madre hija complicada. ¿Qué les pasó que su vínculo quedó estropeado?
S.I.: No se animan, por las costumbres, los mandatos, la vida que en esa atmósfera particular tiene y esos parámetros establecidos. Porque no hay otra manera posible de pensar la vida. Y las cosas son así y punto. Y justamente eso es lo que se pone en crisis. De todo se sale y todo cambia con mayor facilidad de lo que pensamos.
P.: La gráfica siempre tuvo una jaula abierta, ¿cuál es la metáfora del loro?
S.I.: El loro simboliza justamente la libertad de la decisión, la elección. A pesar de vivir armado, cómodo y con todo lo necesario cubierto, ve la ventana abierta y no duda, vuela. Se anima, se abisma y salta a su propio destino sin red.
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P.: ¿Cómo es hacer hoy teatro independiente?
S.I.: El teatro independiente siempre fue a pulmón, garra y vértigo. Sigue siendo igual pero sin ningún tipo de ayuda o incentivo cultural por parte del Estado. En Argentina la enorme actividad teatral está atada a la pasión y el talento de los artistas y no a un plan de fomento cultural. Nosotros creamos nuestra realidad cultural contra viento y marea, eso no pasa en otras partes del mundo. Es un orgullo, pero es algo que generamos nosotros solos. Sería bueno contar con el interés del Estado en la cultura porque eso nos identifica y particulariza en el contexto mundial. Entender que particularizarnos es una cuestión indispensable para ser un gran país, gran parte de eso empieza por la cultura.
