Justo ese año fue uno de esos en los que Luciano De Cecco tuvo que enfrentarse con una dura realidad. En Clank Media, con Juan Pablo Varsky, el armador argentino reveló un matiz que se desconocía de su vida: sufrió un episodio de depresión.
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“Quería ser perfecto dentro de lo imperfecto y después de Tokio exploté. Estrés postraumático derivado en depresión, no me acuerdo bien el diagnóstico. Durante ocho meses vi negro”, contó el capitán del Seleccionado de Vóley. “Volvimos de Tokio, hicimos la cuarentena y volví a Europa, al club. Paso una semana bien y empiezo a soñar raro, que me comían cocodrilos, cosas así. Me despertaba con taquicardia. Pasó una, dos, tres veces hasta que me daba miedo dormir. Me empecé a dormir a las seis, después no me dormía, tenía miedo de dormir con la luz apagada. Fui con un psicólogo y me diagnosticaron eso”, sumó.
En ese entonces De Cecco militaba en el Lube Civitanova de Italia. A su regreso, la dificultad de afrontar su rutina de entrenamientos y responsabilidades hizo que comenzara un tratamiento con un psicoanalista, aunque no fue lo que esperaba. “Terminaba la charla y me sentía peor. No lo sabía nadie. Iba a entrenar, jugábamos, ganábamos partidos, pero yo volvía a mi casa y me quedaba encerrado”, sentenció.
Hasta que alguien notó que las cosas no andaban bien y le extendió una mano amiga. “Mi técnico se dio cuenta y me invito a cenar para preguntarme qué me pasaba. Yo no sabía decirle o no, no quería que se entere mi familia porque estaban a miles de kilómetros. Se lo dije pero le pedí que no le cuente a nadie. Iba casi sin dormir a entrenar“, contó.
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Cachete empezó a relacionarse con la gente y, poder compartir aquello que le angustiaba, le ayudó a ir saliendo del cuadro de depresión. “En ese momento sentís que te estás muriendo y los demás no existen. Después conocí a una chica, jugadora de vóley, y empecé a sentirme mejor, pero lo que mejor me hizo fue una charla con otros desconocidos, todo anónimo por Zoom”, explicó. “Empecé a seguir algunos tips, me autodediqué a algunas cosas, le di menos importancia al vóley y más a mí. Me di cuenta de que el vóley no era todo, algo que creí durante 14 años. Ahora tengo una relación con mi familia más fuerte, más amigos”, confesó.
Una de sus reflexiones de la entrevista fue sobre este episodio y el hecho de tratar socialmente el tema de la salud mental. “Yo soy parte de los que no hablan de salud mental pero invito a todos a que hablen. He tenido pensamientos suicidas, hasta me compré unas pastillas por si acaso. Llegué a tocar el punto más bajo“. Y, en ese sentido, agregó: “Las pastillas las tengo todavía en mi casa, nunca las voy a tocar, ahora me mudé y las puse en una caja pero me las llevo. Me hacen dan cuenta de cuánto valoro la vida, me hacen tratar de dar cuenta de que donde estuve no voy a volver a estar”, cerró.