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Una vez más, los azules no superaron la fase de grupos, pero su “canción no oficial”, hecha a partir de un tema de Rodrigo, quedará en la historia.
Se presentó a sí misma como Canción escocesa no oficial para la Eurocopa 2024 y despertó inmediata simpatía entre la afición argentina que alcanzó a escucharla antes de la temprana eliminación de los azules. Es que en su letra no sólo hay explícita mención a la albiceleste: “No Scotland no party” es en realidad una reversión de “La mano de Dios”, el tema que Rodrigo Bueno consagrara al inolvidable Diego Maradona. Su título puede traducirse como “Sin Escocia no hay fiesta” o también, como “Sin Escocia no hay partido”.
La primera estrofa encierra un dejo melancólico porque a pesar de su persistencia y como se encargaron de recordar comentaristas y relatores hasta la semana pasada, el elenco del lejano norte nunca pudo superar la primera ronda de un Mundial o de una Eurocopa. La que todavía está en disputa no fue la excepción: Escocia quedó cuarta en su grupo al sumar sólo un punto en el grupo que finalmente, encabezaron Alemania y Suiza.
De ahí que “Sin Escocia no hay fiesta” asuma con sinceridad que “en la tierra donde se mecen los cardos y las gaitas suenan en todos los clubes sociales y bares / desde Hampden Park hasta pueblos lejanos / se han contado historias de fútbol, de triunfo y desaliento. / Se habla de los torneos que hemos jugado y de todos los recuerdos que se han creado, pero parece que nunca nos va demasiado bien”.
El homenaje explícito a la que se coronó en 1978, en 1986 y en 2022 aparece en el estribillo: “Nadie dice que vayamos a ganar / sabemos que no somos Argentina. / Pero tenemos a John McGinn (John McGinn, John McGinn) Y a Robbo en el ala (en el ala, en el ala). / Sin Escocia no hay fiesta. / El Tartan Army de Steve Clarke. / Y aunque no ganemos (ganaremos, ganaremos). / Bailaremos en Berlín (en Berlín, en Berlín)”. Todo con la música del cordobés emblema del cuarteto.
McGinn es una de las figuras del equipo escocés, que habitualmente se desempeña en el Aston Villa de la Premier League inglesa y “Robbo” es Andy Robertson, quien juega para el Liverpool. Tartan Army o Ejército de Tartán es el nombre que se da a sí misma la hinchada de Escocia, en referencia al tejido que tradicionalmente se asocia a la indumentaria escocesa, es decir, el característico diseño a cuadros. En tanto, Clarke es el DT. Y más allá del fútbol, la capital alemana es sinónimo de vida nocturna y ánimo festivo a escala mundial.
La letra y la reversión a partir del tema de Rodrigo son obra de Nick Morgan, un joven escocés que trabaja como cartero y por las noches, se presenta en pubs de Ayrshire (su ciudad natal) en formato acústico. Antes de que se viralizara su trabajo, apenas si estaba presente en un par de redes sociales (IG y TikTok). Hay que ver qué le depara el destino después de convertirse en suceso su trabajo, a pesar de la rápida despedida escocesa.
“Es surrealista que mi canción se haya convertido en un éxito para la Euro de este año. Esperaba que le fuera bien, pero nunca imaginé que sería tan bien recibida, no sólo en Escocia sino también en la Argentina”, le dijo el músico a la prensa, al ser requerido ante el éxito de su adaptación. “La conexión entre Escocia y Argentina, especialmente en el ámbito del fútbol, tiene raíces profundas y está marcada por varios momentos clave y una admiración compartida”.
Precisamente, aquel 2 a 1 frente a Inglaterra en el Mundial de México es uno de los “momentos clave”. Si bien Escocia forma parte del Reino Unido de Gran Bretaña, la rivalidad con sus vecinos del sur tiene larguísima data y sabe de desencuentros políticos, además de enfrentamientos militares. Futbolísticamente, se trata de las selecciones más añejas: el primer duelo entre ambas se registró nada menos que en 1872 y se mantuvo el rito de jugar al menos una vez al año, hasta 1989.
En su versión audiovisual original (ya hay otras en las redes), puede verse a la Argentina levantar la Copa del Mundo en Qatar 2022, goles de Messi y precisamente, el que logró “la Mano de Dios” en 1986. A la Eurocopa todavía le quedan varias instancias por delante y más allá de los goles en contra, pareciera que no habrá demasiadas sorpresas en las rondas decisivas. El Ejército de Tartán hace rato que hizo sus valijas y volvió a casa una vez más con bronca y las manos vacías, pero dejó huella y una certeza difícil de discutir: “Sin Escocia no hay fiesta”.