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En un conmovedor testimonio, el joven dreamer latinoenf relató su experiencia de vida como inmigrante indocumentado en Estados Unidos ante el presidente Joe Biden y otros jóvenes que enfrentan desafíos similares. Su relato muestra el nivel de esfuerzo y compromiso de los latinos que desean cumplir el sueño americano.
Javier relató cómo su familia decidió emigrar al país del norte en busca de un futuro mejor. Sus padres, al igual que millones de otros inmigrantes, se aventuraron a cruzar la frontera con la esperanza de ofrecer a sus hijos oportunidades que no podían encontrar en su país de origen.
“Desde muy pequeño, me di cuenta de que mi vida era diferente a la de mis compañeros”, recuerda. La falta de un estatus migratorio regular trajo consigo una serie de dificultades y limitaciones. “No podía participar en muchas actividades, y siempre tenía que ser cuidadoso con lo que decía y hacía”.
Crecer como indocumentado presentó obstáculos significativos durante su adolescencia. La constante incertidumbre sobre su futuro, la imposibilidad de obtener una licencia de conducir y el acceso limitado a oportunidades educativas fueron algunas de las barreras que enfrentó. “Ver a mis amigos planear su futuro, hablar de universidades y trabajos, mientras yo me preguntaba si podría seguir estudiando, era muy difícil”, confiesa y suma: “No fue fácil crecer como indocumentado”.
A pesar de estos desafíos, encontró en su familia y comunidad un apoyo invaluable. Sus padres siempre lo motivaron a seguir adelante y aprovechar cada oportunidad que se le presentara, recordándole que un estatus migratorio no definía su valor ni sus capacidades.
Castro creció en Nashville y estudió en la Universidad de Lipscomb, donde se graduó en enfermería en 2013. En la actualidad, trabaja como enfermero en Houston.
La implementación del programa DACA (Deferred Action for Childhood Arrivals) en 2012 representó una posiblidad de esperanza para miles de jóvenes indocumentados conocidos como “dreamers”. Este programa permitió que aquellos que llegaron a EE.UU. siendo niños pudieran recibir un permiso de trabajo y protección contra la deportación, según destacan en el sitio web del gobierno.
“Cuando supe de DACA, sentí que finalmente había una oportunidad para mí”, continúa el migrante. El joven cuenta que ”con la protección temporal del programa, pude obtener un empleo legal, continuar mis estudios y, lo más importante, vivir sin el constante miedo a ser deportado”.
Aunque DACA ofreció alivio, el futuro de este programa aun es incierto. Por su parte, Quiroz se ha convertido en un defensor activo de los derechos de los inmigrantes, participando en manifestaciones y compartiendo su historia para crear conciencia sobre la situación de los dreamers.
“Quiero que la gente sepa que somos más que nuestro estatus migratorio. Somos estudiantes, trabajadores, miembros activos de nuestras comunidades. Solo queremos una oportunidad para contribuir y vivir sin miedo”, resalta.
La historia de este dreamer resalta la importancia del apoyo comunitario. Organizaciones locales y nacionales han jugado un papel crucial en brindar recursos y asistencia a los jóvenes indocumentados. “Gracias a estas organizaciones, he podido acceder a asesoría legal, becas y programas de apoyo. No estaría donde estoy hoy sin su ayuda”, marca Quiroz.
Su historia también subraya la necesidad de una reforma migratoria integral que ofrezca un camino hacia la ciudadanía para los millones de inmigrantes indocumentados en Estados Unidos. “Necesitamos una solución permanente. No podemos seguir viviendo en la incertidumbre”.
En EE.UU. viven unos 10.6 millones de personas que viven en hogares de estatus mixto que incluyen inmigrantes indocumentados de larga duración, quienes han vivido un promedio de 15 años en el país trabajando, pagando impuestos y han formado familias con niños estadounidenses.
Cada año, los inmigrantes indocumentados ganan $290 mil millones de dólares en ingresos familiares y aportan más de $21.5 y $13.6 mil millones en impuestos estatales y locales con un poder adquisitivo combinado de $254.8 mil millones, de acuerdo a lo informado por Immigration Impact.
A pesar de los obstáculos y desafíos, este joven dreamer mantiene una actitud positiva y esperanzadora hacia el futuro. Su historia es un testimonio de resiliencia y determinación. “A los jóvenes que están en mi situación, les digo que no están solos. Sigan luchando, sigan soñando. Juntos, podemos hacer la diferencia”, finaliza.
LA NACION