La Eurocopa tuvo más influencia del conflicto bélico de lo que hubiese imaginado. Alemania, anfitrión, es el país que más ucranianos ha recibido desde que Putin comenzó la invasión. Más de 1 millón de personas huyeron de sus casas, territorio de misiles y desastres, en dirección a tierras alemanas. Fueron parte de la hinchada que quiso hacer sentir “local” a su país en la competencia, alentando en las gradas de los impecables estadios germanos. A kilómetros de distancia, los soldados ucranianos apostados en el frente de batalla hacían lo que podían, pero hacían: las impactantes imágenes de las tropas viendo los partidos de su selección en una computadora, rodeados de ametralladoras y armamento militar, recorrieron el mundo.
¿A cuánta distancia estaban? ¿Qué kilometraje separaba unos ucranianos de otros? Lo cierto es que la guerra se desenvuelve en distintos lugares al mismo tiempo. Para tener una idea, a fines de junio, las Fuerzas Armadas de Ucrania informaban que habían registrado 158 enfrentamientos de combate en un mismo día.
Pero para establecer un punto, se puede tomar el reciente ataque con misiles rusos a un edificio en Kiev, la ciudad capital, el domingo pasado. O los constantes bombardeos de los últimos días en la ciudad de Toretsk. Lo mismo en Jarkov, en un último ataque que hubo a una oficina de correos.
1300 kilómetros y 82 años
De todos estos focos de conflicto (algunos de los tantos), el más cercano a Alemania es Kiev. La final de la Eurocopa 2024, a celebrar el próximo 14 de julio, será en el Estadio Olímpico de Berlín. De una capital a la otra, la distancia que las separa es de aproximadamente 1300 kilómetros.
Un poco más allá, estirando la distancia a 1355 kilómetros, se ubica el monumento a los futbolistas de Ucrania que, en tiempos de Adolf Hitler, se atrevieron a vencer a una selección alemana del Fuhrer. Lo cuenta Eduardo Galeano en El fútbol a sol y a sombra: “Un monumento recuerda, en Ucrania, a los jugadores del Dínamo de Kiev de 1942. En plena ocupación alemana, ellos cometieron la locura de derrotar a una selección de Hitler en el estadio local. Le habían advertido: ´Si ganan mueren´. Entraron resignados a perder, temblando de miedo y de hambre, pero no pudieron aguantarse las ganas de ser dignos. Los once fueron fusilados con las camisetas puestas, en lo alto de un barranco, cuando terminó el partido“.
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