La visita del cosecretrario de la CGT nacional Héctor Daer sirvió para dejar expuesta la interna que enfrenta en la delegación local al titular de ATSA, Leonardo Burgos, con el sector que encabezan Gladys Moro, de APUNCA y Claudia Espeche, de UPCN.
Ambas facciones declinaron sus rencores hace dos años y evitaron la fractura formal con una conducción bifronte entre Burgos y Moro, salida de compromiso que nunca pudo ir más allá de la impostura. Se detestan y lo hacen notar cada vez que tienen la oportunidad.
Quizás aprovechando que Daer también es sanitarista, ayer Burgos dejó afuera a Moro del acto de inauguración de las refacciones cegetistas. Ni siquiera la puso en la placa conmemorativa de tan magno acontecimiento.
La adolescente chicana protocolar se convirtió en un papelón cuando Moro quiso entrar y se lo impidieron, mientras Daer, adentro y en presencia del gobernador Raúl Jalil, se refería a la importancia de la unidad y felicitaba a los “gordos” provinciales por las remozadas instalaciones de San Martín y Tucumán, “un espacio que les permite albergar los debates que debemos tener en el movimiento obrero”.
Estos ejercicios dialécticos podrían haberse iniciado ayer mismo si Burgos y sus asociados hubieran permitido el ingreso de sus antagonistas.
Hecha una furia, Moro prefirió no esperar e hizo catarsis de inmediato en la calle.
“No solo no fuimos invitados a este acto, sino que no fuimos invitados a ninguno desde que empezó esta gestión. Nosotros somos muchísimos gremios; por eso es que se alcanzó un acuerdo de que nuestra regional estuviera conformada por un binomio, porque somos dos sectores. Desconocemos el motivo de por qué no podemos ingresar. De todos modos, la CGT es casa de cualquier trabajador de nuestra provincia y acá estamos”, expresó Moro.
Espeche, secretaria general de UPCN, consideró por su parte “lamentable” el ninguneo de Burgos a Moro.
“Seguimos con este machirulesco papel de este señor que ya no le puedo llamar compañero. Desgraciadamente es la situación que tenemos en Catamarca, porque cree que a la CGT la maneja solo cuando es un binomio”, disparó.
Después de haber financiado las refacciones de la sede sindical con fondos del Gobierno y haberle entregado nada menos que un barrio de viviendas sociales a la CGT, Jalil quedó envuelto en estas mezquinas rencillas de cartel en presencia de un dirigente nacional porque Burgos no puede aguantarse las ganas de incordiar a sus adversarios internos.
Moro se quejó porque el sanitarista la convocó para firmar la nota en la que pidieron al Gobierno el subsidio para poner en condiciones la sede, pero “para la inauguración ya no nos tuvieron en cuenta”.
Astuto Burgos: muy compañero para el pechazo, pero después se come el asado y se toma el vino solo.
Lo que habría que plantearse es por qué el Gobierno tiene que pagarle las refacciones a la CGT. Parece que no es suficiente con regalarles terrenos y pagarles la construcción de sus centros recreativos a los sindicatos, además de asignarles viviendas sociales: también tiene que solventarles el mantenimiento.
¿Para qué usa la plata que embucha esta gente?
Afortunadamente, a las agrupaciones gremiales de autoconvocados que proliferan en la administración pública no se les ocurrió asistir a hacer escándalo en la inauguración para completar el bochorno.
Hubiera sido interesante que Burgos le explicara a Daer cómo es que a la CGT catamarqueña se le fuga tanta clientela.
Fuente: https://www.elancasti.com.ar/edicion-impresa/papelon-cegetista-n552570