Periodista: Wall Street se asustó, cedió el control a los pesimistas, y cayó 5%… Y ahora se resiste a seguir por ese camino. Lanza más bien una contraofensiva. ¿Qué ocurrió? ¿Se le pasó el susto?
Gordon Gekko: Está en los genes. Y en la historia. Este es un mercado bull hasta que no se pruebe lo contrario. Toda baja debe verse, en principio, como una oportunidad de compra.
P.: Está bien, pero ¿debe ser tan rápido?
G.G.: Todo se aceleró. La guerra y el cielo cubierto de drones en Medio Oriente. El patín de la semana pasada. La piña de Netflix, Nvidia y Super Micro Computer. Es natural que también la contrarréplica se dé prisa.
P.: En el fondo, sigue mandando una visión optimista.
G.G.: Y con razón. O sea, con la misma lógica que nos sacó de un mercado bear y nos trajo hasta estas alturas. Acá no se rompió nada.
P.: Salvo que estamos jugando con fuego. Y en la cornisa.
G.G.: El problema, si se quiere, es mirar para abajo. Y padecer vértigo. Pero los trastornos, o son temas menores o son los que ya sorteamos para trepar y arrasar con los récords. Bien o mal, convivir con esos peligros ya es una decisión tomada. Y eso no cambió.
P.: ¿Qué tan serio es una guerra entre Irán e Israel? Luce terrible.
G.G.: Será por eso que se la practica (con cuidado de no excederse), pero no se la declara. Y el precio del crudo cayó con la excursión de los drones. Para peor, subió con un mal número del informe PMI, una anécdota de segundo orden, pero que da pie para especular de vuelta con que la FED quiera bajar las tasas más adelante. Antes de fin de año.
P.: Es como que las prioridades están dadas vuelta.
G.G.: Nadie cree, no todavía, que el mundo se vaya a arruinar. Ni aun los inversores que redujeron su exposición. La idea que los impulsa es la de esquivar tácticamente una corrección que vieron inminente.
P.: Decía Peter Lynch, el legendario manager de Fidelity, que los inversores han perdido más dinero preparándose para las correcciones, o tratando de anticiparlas, que lo que se perdió en los episodios de corrección propiamente dichos.
G.G.: No está mal tenerlo presente. Lo decía con acierto. Y el tiempo, lejos de contradecirlo, le dio aún más la razón.
P.: ¿Qué elemento sutil vibró en el aire para que la pavura del viernes se transformase esta semana en una decisión de volver a tomar riesgos?
G.G.: La semana pasada, cuando todo parecía derretirse, varios hedge funds cancelaron sus apuestas de mucho tiempo atrás en contra de la Bolsa. Hoy la posición consolidada es largo el S&P500. Apurarse a comprar se vincula con la idea de que no hay demasiado apalancamiento. El rebote, así, puede anticiparse. Son decisiones, en definitiva, que se adoptan con un ojo en las lecturas de volatilidad, del VIX accionario y del MOVE que mide el susto en los bonos.
P.: El ojo, con frecuencia, es un algoritmo.
G.G.: Sí. Los bonos han sido últimamente más informativos que las acciones: Ver las tasas largas calmarse, ayudó. Y el VIX le siguió los pasos.
P.: ¿Qué decir de la información que fluye? ¿Sabemos algo nuevo que permita ser más constructivo?
G.G.: Los balances vienen bien. Inclusive el de Netflix, lo que fue malo fue su decisión de no difundir la métrica de sus suscriptores. O sea, el guidance implícito detrás de esa iniciativa. Pero los balances permiten ser constructivos. El 76% de ellos, hasta ahora, superó las expectativas. Tanto que, como se avecinan en gran cantidad y en el sector estrella de tecnología, los inversores prefieren retomar posiciones antes de que se difundan.
P.: Y no después como sería lógico en el medio de un tembladeral.
G.G.: Correcto.
P.: Usted pone mucho el acento en la posibilidad de que la inflación, medida por el deflactor del consumo de marzo, arroje este viernes una lectura mucho mejor…
G.G.: Es un punto. Que era más importante si la baja de mercado no se detenía antes. Vamos a tener primero la estimación inicial de crecimiento del PBI entre enero y marzo. Debería ser un número sólido y con un sesgo a que sea muy robusto y se arrime a 2,8%-3%. Pero hay recibimos ya data preliminar de actividad de abril. El citado PMI. Y el segundo trimestre parece haber comenzado más suave. Y con menores presiones inflacionarias también. Nada que agite demasiado las aguas.
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