Será un mes de rosca y de negociación.
Por ahora, el peronismo tiene en mente el escenario de su propia confrontación.El llamosismo está diseñando la campaña de GuillermoDe Rivas, hoy candidato oficial de Hacemos Unidos por Río Cuarto, como si Adriana Nazario ya fuera candidata y lo mismo ocurre a la inversa.
Nadie cree que el otro vaya a bajarse. Es más, ni siquiera hay negociaciones: como no existe comunicación, la instancia del acuerdo parece poco menos que imposible. Sin embargo, en el Palacio Municipal anticipan que existirá un intento, que no llegarán al 4 de mayo sin antes sondear la alternativa de un entendimiento que reconstruya lo que hoy aparece roto. “Tenemos un problema:hasta ahora Nazario es inaccesible. No atiende a nadie, habla sólo a través de interlocutores. No sabemos si ella se hace rodear o si su entorno la tiene rodeada”, lanzan desde el Palacio.
Que el oficialismo haya asumido la división no implica que esté cómodo con ella;cerca del intendente Llamosas mascan bronca por el escenario actual:“No tiene ningún sentido que vayamos divididos y que le demos chances a la oposición. Adriana lo que no entiende es que está desfasada:su año era el 2012 y lo dejó pasar. Ella no se adapta al tiempo de la política, sino que quiere que la política se acomode a sus tiempos”.
Ese tipo de críticas suenan por lo bajo. Y en ese plano seguirán. El armado de campaña del equipo de De Rivas contempla no entrar en confrontaciones directas, ni con la oposición ni con una candidata surgida del peronismo.
Esa decisión obedece a un cambio y a un riesgo. El cambio está ordenado por el contexto, sobre todo nacional: hoy muchas de las prácticas políticas que podían considerarse habituales son potencialmente repudiables por un sector amplio del electorado. En términos de Javier Milei, existen métodos, conductas y acciones identificadas con “la casta”. Una de ellas es el tironeo por cargos.
Si el peronismo comenzara a pelearse pública y descarnadamente durante la campaña, corre un peligro: que el electorado interprete que está ante una muestra de pura mezquindad. Y que la oposición lo capitalice:“Ahí está el peronismo, como siempre, masacrándose por su botín”, podrían plantear desde la vereda de enfrente.
Uno de los aspectos interesantes del proceso que terminará el 23 de junio es cómo se adaptará cada fuerza política al nuevo contexto. Hacer una campaña hoy no es lo mismo que, por ejemplo, hace seis meses, cuando Milei no estaba en el poder. Asimilar ese cambio, comprenderlo, puede ser una clave que determine quién gana y quién pierde.
Hasta hoy, los candidatos parecen ir a tientas:saben que la política no es la que era, pero no parecen poder percibir por completo la profundidad del cambio ni cuánto influirá, por ejemplo, en una elección municipal.
Una situación que complica la interpretación de las claves de la elección es que en la calle no existe clima de campaña, ni la disputa por la intendencia está instalada en la gente, agobiada por otros problemas más mundanos y perentorios como, por ejemplo, llegar a fin de mes.
En el Palacio Municipal creen que se trata de un hecho que juega a su favor. Si no hay clima de campaña, se dificulta la instalación de discursos críticos.
Pero, además, hay otros elementos que le dan cierto tono críptico al proceso electoral riocuartense. Las encuestas que maneja el llamosismo señalan que el intendente y su gestión conservan buenos índices de imagen. Curiosamente, esos mismos sondeos marcan que el electorado tiene cierta predisposición al cambio.
¿Cómo se entiende? ¿Por qué la gente querría alterar un rumbo que considera positivamente? Es una de las incógnitas de la política actual, en la que el cambio en sí mismo, como concepto, está arraigado como un valor cualquiera sea la circunstancia.
Por eso el equipo de campaña de De Rivas diseñó el eslogan que se vio en el lanzamiento del candidato y que se repite en los carteles:“Sigamos cambiando”. El secretario de Gobierno tiene que encarnar, a la vez, dos ideas:continuidad y cambio. Los estrategas que están trabajando para él creen que es posible.
Hay otro dato que surge en las encuestas y que es positivo para el PJ;o, como mínimo, menos confuso:la mayoría de los riocuartenses pretende que siga habiendo una línea de continuidad entre la Provincia y la ciudad. Allí es donde ingresa la figura del gobernador Martín Llaryora y su posible participación en la campaña.
Nazario, mientras tanto, prepara su lanzamiento para la semana del 14 al 20. Sería una instancia en la que no sólo se presentaría a la candidata, sino a una nueva fuerza política. Uno de los ejes en los que hará hincapié la exdiputada, tratando de interpretar la época, es en la necesidad de ajustar gastos.
El panorama político riocuartense contiene una curiosidad:los dos bloques en los que está dividido hoy el peronismo dan por descontada la ruptura. El único que está convencido de que no será así, de que el oficialismo terminará encontrando el camino para unificarse, es el principal candidato opositor:Gonzalo Parodi. “Yo no les creo nada. Si miramos la historia reciente, al final fueron juntos. Nosotros nos estamos preparando para enfrentarlos como si fueran con un solo candidato”, dijo el radical durante la semana.
El candidato opositor continúa dialogando con el sector de Gabriel Abrile, quien, si bien todavía no ha manifestado su apoyo, tampoco ha dicho lo contrario. Parodi espera sumarlo y formar además una lista de concejales que no se asocie a la política tradicional, sino que muestre caras nuevas. En la misma línea está trabajando uno de sus rivales:Guillermo De Rivas.
En el radicalismo ven signos de desgaste en el oficialismo. Creen que la interna se está reflejando en el funcionamiento interno del gobierno de Llamosas. “Nadie quiere hacerse responsable de la gestión. Que renuncie la presidenta de la comisión de Servicios Públicos en el Concejo (Milagros Obregón) a tres meses de dejar el poder es un indicio. Tuvo que asumir Guillermo Natali de apuro. Y es tan insólito lo que pasa que Natali no apoya la candidatura de De Rivas, sino la de Nazario”, indicaron en la UCR.
Ala renuncia de Obregón a la comisión se sumó por esos días la de Cecilia Márquez al Ente de Prevención Ciudadana. Las dos pertenecen al schiarettismo, que terminó alineándose con la estrategia oficial del peronismo pero a regañadientes, sin morirse de ganas.
Parodi confía en que esa dinámica interna termine pasándole una factura al oficialismo. Además diseña una campaña que, aseguran, estará basada en propuestas. “No vamos a salir a confrontar porque a la gente no le gusta. Vamos a proponer soluciones. Uno de nuestros ejes principales será la seguridad”, indicaron.
En ese punto, en la intranquilidad que los delitos les están produciendo a los riocuartenses, el oficialismo también olfatea un peligro potencial en medio de la campaña. Por eso De Rivas hace hincapié en la política de seguridad y Llamosas lanzó una Secretaría de Prevención, que, en realidad, es un arma de doble filo. Porque muestra al gobierno ocupado en un tema sensible pero, a la vez, le transfiere por completo la responsabilidad. En el Palacio lo tienen asumido:“Sabemos que eso pasa. Pero no importa. Lo tenemos medido:la gente reclama que hagamos algo, que nos movamos. Es mejor que nos equivoquemos a que nos quedemos quietos”.
Fuente: https://www.puntal.com.ar/comentario/el-mes-la-rosca-y-del-ultimo-intento-n214731